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Hacerse autónomo implica tener que aprender algunas cosas sobre cómo funcionan la Agencia Tributaria y la Seguridad Social. Al darte de alta de autónomo en ambas (porque así tienes que hacerlo, como te contamos en esta guía sobre cómo darte de alta), tienes que identificar los IAE y CNAE relacionados con tu trabajo por cuenta propia. Pero vamos por partes: ¿qué es el CNAE y el IAE y en qué se diferencian?
Los códigos del IAE y CNAE sirven para describir actividades empresariales, por eso el acrónimo acaba en AE (actividades empresariales). Vayamos uno por uno.
El primero (el IAE) es el Impuesto sobre Actividades Empresariales o, dicho de otro modo, el impuesto que tienen que pagar los negocios. Un equivalente al IRPF (que quizá te suene más) pero para empresas, vaya.
El IAE estructura unas tarifas para cada tipo de actividad dividiéndolas por grupos y epígrafes. Cada actividad tendrá un grupo y una tarifa. Existen tres grandes secciones:
Dependiendo de tu actividad, pertenecerás a un grupo y dentro de este tendrás que seleccionar el epígrafe que mejor describa tu actividad y pagar el IAE que corresponda.
Este impuesto lo pagan las sociedades que facturan más de 1.000.000€. Las personas físicas, o sea, los autónomos están exentos siempre.
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A diferencia de otros impuestos de autónomos como el IVA y el IRPF que se pagan trimestralmente, el IAE solo se paga al comienzo de la actividad, cuando se presenta el modelo 036.
¡No te asustes! Aunque el IAE es un impuesto, los autónomos no lo tienen que pagar. Como autónomo, solamente tienes que marcar tu epígrafe de IAE para que la Agencia Tributaria tenga constancia. Este impuesto lo pagan las sociedades y no residentes que por su actividad económica facturan más de 1.000.000€. Las personas físicas, o sea, los autónomos están exentos siempre.
Después del IAE está el CNAE, el código para la Clasificación Nacional de Actividades Económicas. Este código es puramente estadístico y no tiene nada que ver con pagar impuestos. El CNAE es un código que sirve al Estado para saber en qué trabajan sus ciudadanos y a qué se dedican las empresas del país. Simplemente.
La primera diferencia se puede deducir por el nombre: el IAE es un impuesto y el CNAE es una clasificación ¡obvio! Así pues, el IAE marcará la cantidad de dinero que las empresas tienen que pagar por su actividad. El CNAE, en cambio, no tiene nada que ver con los impuestos de autónomos ni de empresas y es, simplemente, un código que sirve al Estado para saber en qué trabajan sus ciudadanos y a qué se dedican las empresas del país.
Otra diferencia es que, al darte de alta de autónomo, el IAE se indica en la Agencia Tributaria y el CNAE se indica en la Seguridad Social. El CNAE es un sistema de clasificación que identifica la actividad empresarial (en este caso, el trabajo de un autónomo) con un número de cuatro cifras. Los dígitos de izquierda a derecha indican la división, la sección y, por último, la clase.
Este número pertenece a un sector de actividad indicado con una letra que se puede escribir delante (¡pero lo importante es el número!). Por si la necesitas, hemos creado una guía sobre cómo obtener el código CNAE.
El epígrafe del IAE se divide en secciones, luego divisiones y grupos. En este caso, lo importante es saber la sección: actividades empresariales (sección 1), actividades profesionales (sección 2) o actividades artísticas (sección 3). Dentro de estas secciones, las actividades están desglosadas, pero puedes buscar el grupo o epígrafe de IAE concreto directamente.
El IAE es un impuesto que recaudan los ayuntamientos y del que la Agencia Tributaria tiene constancia. El CNAE, al no ser un impuesto, solo tiene que ver con el INE (Instituto Nacional de Estadística) y la Seguridad Social.
En primer lugar y como ya hemos repetido (así seguro que no se te olvida), el IAE es un impuesto. Al darte de alta como autónomo en la Agencia Tributaria indicarás cuál es tu actividad como autónomo seleccionando un código o epígrafe IAE. Esta selección te atribuye automáticamente un tipo de IAE (impuestos) como autónomo, por ejemplo el tipo de IVA que se aplica a tu profesión o si esta tiene IRPF.
Es superimportante que te incluyas en el grupo de IAE correcto para que tus impuestos de autónomo no se vean afectados negativamente si cometes un error (véase: multas y sanciones de Hacienda).
Lo mismo ocurre con el CNAE. Es importante que elijas el que más se ajusta a tu actividad (y a tu actividad principal si tienes más de una). No obstante, en este caso, elegir un código CNAE erróneo nunca comportará ningún problema fiscal.
Es cierto que puede haber trabajos de autónomos muy específicos que quizá no se encuentren exactamente descritos en la lista completa de actividades del IAE. En este caso, selecciona la actividad que mejor encaje con tu profesión.
Para el IAE, puedes acogerte a un epígrafe más general (una de las divisiones) que más o menos tenga que ver con tu trabajo.
¡Atención a esto! Si como autónomo haces trabajos distintos, debes seleccionar el epígrafe o código de IAE que describa tu actividad principal. O sea, si un autónomo es traductor la mayor parte del tiempo pero también da clases en sus ratos libres o escribe para una agencia de publicidad ocasionalmente, el código IAE que tiene que seleccionar es el asociado a las tareas de traducción.
En general, para ambos el IAE y el CNAE hay un montón de epígrafes y códigos y, realmente, no tendría que ser muy complicado encontrar alguno que se ajuste más o menos a tu trabajo.
Para asegurarte de que no cometes ningún error al seleccionar el epígrafe o código IAE y CNAE cuando te des de alta, puedes contar con la ayuda de una asesoría para autónomos. Desde TaxScouts, ponemos a tu disposición un gestor personal experto en todos los temas de autónomos y en los requisitos de Hacienda y la Seguridad Social para que puedas trabajar por tu cuenta.
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