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No te dejes liar por su nombre, las phantom shares no son cosa de ultratumba, sino una herramienta de motivación bastante común para el personal de distintos tipos de empresas, sobre todo de startups. Pero, ¿por qué se usan tanto?
Este modelo de compensación se basa en ofrecer el valor de las acciones de una empresa a sus empleados. No se da la acción real per se, solo el derecho a recibir un pago basado en el valor de las acciones de la compañía en un momento determinado.
Pero, ¿por qué hacen esto las empresas? ¿Y cómo tributan los trabajadores estos pagos en su declaración? Desentrañamos todos los misterios que envuelven las phantom shares y su fiscalidad.
Las phantom shares son un tipo de incentivo para los empleados de una empresa. Estas ofrecen a sus trabajadores la promesa de un pago futuro por el valor de sus acciones, pero sin la necesidad de emitir de verdad dichas acciones. Una recompensa que obtienen los trabajadores cuando la cosa va viento en popa.
Quizá hayas escuchado hablar de esto como un “plan de incentivos a largo plazo”, ya que es una forma de mantener a los empleados de una empresa motivados y comprometidos, sin la necesidad de diluir la propiedad de la empresa, emitiendo acciones a diestro y siniestro. De esta característica nace su nombre: acciones fantasma. Funcionan como si fuesen acciones, pero en verdad no lo son. ¿Tiene sentido?
Un aspecto positivo de este método de retribución es que ambas partes pueden salir ganando: las empresas fidelizan a sus empleados a través de incentivos económicos y estos se esforzarán para que el valor de la compañía aumente, y así obtener estos beneficios en el futuro.
Para entender cómo los empleados obtienen beneficios con las phantom shares, hay que saber que el valor de una empresa se puede dividir en dos: el valor de sus activos y el valor potencial futuro de generar ingresos. Es con el aumento de este último que los empleados podrán obtener beneficios.
Como sabemos que entender estos conceptos a pelo cuesta, te ponemos un ejemplo de una empresa que ofrece phantom shares a su empleada:
Digamos que Mercedes trabaja en una startup que desarrolla bombillas inteligentes de bajo consumo y su empresa le ofrece un plan de phantom shares. En su contrato, se ha pactado que, en un plazo de tres años, recibirá un 5% del aumento en el valor de la empresa.
Para calcular el beneficio que obtendrá, sabemos que en enero del primer año, el valor de la empresa es de 500.000€, que se pacta en el contrato como el “precio de referencia inicial”. Como el precio de la luz no para de subir y la gente necesita ahorrar, las bombillas de bajo coste de Mercedes se han vendido como churros, y el valor de la empresa a final del tercer año es de 750.000€, que será el “precio de referencia final”. Con este plan de phantom shares, Mercedes se lleva un ingreso del 5% de la diferencia entre el precio final y el inicial, un beneficio de 12.500€.
Además, tener phantom shares no supone ningún coste para el empleado, pero tampoco ninguna seguridad, ya que los posibles beneficios salen del crecimiento de la empresa en el tiempo.
De la misma forma que se hace con la paga extra de Navidad, las phantom shares no dejan de ser un cobro extra que una empresa hace a sus trabajadores. En el momento en el que la empresa te ofrece un contrato con estas acciones (concesión), no estás obteniendo ninguna ganancia (y tampoco pérdida), por lo que no tienes que tributar nada. De momento.
Sin embargo, cuando el trabajador recibe el importe tras el plazo pactado, sí que deberá tributar ese ingreso como un rendimiento del trabajo en el IRPF, mientras que la empresa, a su vez, deberá hacer las retenciones correspondientes.
Pero no te preocupes, que no todo es pagar. La Agencia Tributaria ofrece una reducción del 30% en la declaración de los rendimientos del trabajo obtenidos de forma irregular en el tiempo (aka: aquellos ingresos que no se generan de manera regular, como la nómina, sino los que se producen en períodos intermitentes y sin una frecuencia predecible), y de la que las phantom shares se puede beneficiar.
Repasemos el caso de Mercedes y sus bombillas inteligentes de bajo consumo. Su empresa le generó un ingreso de 12.500€ con su contrato de phantom shares en un plazo de cuatro años. Para saber qué cantidad declarar de este ingreso en el IRPF, Mercedes se tiene que restar la reducción del 30%, 3.750€. Entonces, el importe final que tendrá que declarar se queda en 8.740€, que se van para el IRPF.
Las stock options y las phantom shares son ambos modelos para incentivar a los empleados a través de beneficios económicos. Sin embargo, cuando una empresa ofrece la segunda opción, los empleados no tienen ni la titularidad sobre las acciones de la empresa ni derechos políticos, tan sólo derechos económicos.
Por otro lado, las stock options requieren de un desembolso inicial del trabajador (apoquinar el coste de las acciones, vaya), mientras que con las phantom shares puedes esperar el ingreso desde el sofá de tu casa sin mover un solo dedo. Pero tú todo esto ya lo sabes, porque ya te hemos contado con todo lujo de detalle qué son las stock options y cómo afectan a la renta.
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